HOLA!!

Hola, soy Esther Claver, psicóloga y terapeuta familiar. He decidido crear este blog para dar a conocer mis competencias como docente y terapeuta y poder compartir estos valores con personas que necesiten orientaciones concretas y quieran compartirlas también. en estos tiempos de crisis económica no todo el mundo puede permitirse una terapia, así es que he decidido poner mi "granito de arena".

Empezamos pues este nuevo proyecto donde podrás entrar y contarnos tus preocupaciones. Yo, desde aquí, intentaré ayudaros en lo que pueda !!!

Bienvenidos y bienvenidas!!

Una pequeña investigación sobre resiliencia



TRAYECTORIAS DE ÉXITO EN MENORES EXTRANJEROS NO ACOMPAÑADOS

ESTUDIO DE UN CASO 

LA AUTORA:

La motivación para la realización de este estudio surge tanto desde el plano personal como del profesional. Personal porque me crié en Marruecos. Parte de mi infancia y adolescencia trancurrieron entre dos culturas. Posteriormente he trabajado en Guinea Ecuatorial y Túnez. Podemos decir que lo transcultural me interesa. 

Profesionalmente soy maestra y psicóloga, mi orientación es sistémica por lo que también me interesa entender cómo el entorno y las relaciones familiares afectan a las personas. 

Trabajo, como digo más adelante, con Menores Extrangeros no Acompañados en el entorno residencial del sistema de protección a la infancia en Aragón.  


EL ESTUDIO: 

Entendemos por menor extranjero no acompañado un menor de dieciocho años, nacional de un país tercero, que llega a nuestro territorio nacional sin venir acompañado de un adulto responsable del mismo, ya sea legalmente o con arreglo a los usos y costumbres, en tanto en cuanto no esté efectivamente bajo el cuidado de un adulto responsable de él. También es menor extranjero no acompañado el menor nacional de país tercero que, después de haber entrado en nuestro territorio, quede sin compañía. (Informe UNICEF, 2009, ref. bibliog. 4)

Mi trabajo de varios años con Menores extranjeros no acompañados, me ha hecho preguntarme qué es lo que hace que algunos de estos jóvenes terminen trazando una historia vital acorde con sus expectativas. 

La mayoría de la literatura al respecto, al menos la consultada hasta ahora en mi caso, se centra en las dificultades,  en los aspectos que dificultan el cumplimiento de las expectativas de estos jóvenes. A mí me interesan los aspectos que favorecen, que apoyan y ayudan. 

Mi experiencia, afortunadamente, me dice que a pesar de todas esas dificultades, hay chicos y chicas que consiguen trazar una trayectoria de éxito hacia la consecución de sus sueños. 

En este estudio, intento analizar la vida de una persona a través de su vivencia personal y su interacción con los diferentes agentes sociales de su entorno para recabar información sobre cuáles aspectos son los facilitadores y cuáles los que dificultan su “trayectoria de éxito”, entendiendo por ésta, un sujeto que logra conseguir una situación “normalizada” de rol social, rol laboral, estatus socioeconómico… salvando las dificultades que su sociedad de acogida, por su propia idiosincrasia, le procura, y aprovechando las que le facilitan el camino.

Parto de un pequeño análisis de datos generales sobre los MENAS en España y en Aragón, datos sobre la legislación vigente al respecto, sobre el sistema de Protección de menores, etc. A continuación expongo datos sobre el itinerario legal por el que pasan estas personas en nuestro país y enseguida paso a exponer datos teóricos sobre Resiliencia. 

Mi sujeto de estudio es un chico, inmerso en el sistema de protección en nuestra Comunidad durante casi 4 años. A través del análisis de los datos que he podido recabar, extraigo algunas conclusiones sobre lo que ha hecho que Ahmed sea una persona que podríamos considerar “resiliente”. No se trata de un estudio sobre la resiliencia en sí, sino sobre el proceso sobre el que se sustenta la base para el trazado de una trayectoria vital que llega a considerarse positiva por lo que supone de avance hacia las expectativas del sujeto.


Los MENAS son considerados en Aragón como menores en riesgo social o en desamparo. El organismo encargado de velar por la atención de estos menores es el INSTITUTO ARAGONÉS DE SERVICIOS SOCIALES (IASS)

Los objetivos de la intervención con estos menores son la educación y el desarrollo integral, así como favorecer su integración y socialización. 


Nuestro sujeto de estudio, Ahmed, pasa en enero del 2007 a ingresar en un piso tutelado dependiente administrativamente del IASS y gestionado por Cruz Roja Española, localizado en Monzón (Huesca). 


Parto de el supuesto de que mi sujeto de análisis en el momento actual, año 2010,  es una persona resiliente ya que mis datos previos me dicen que desde su llegada a España, en el año 2007, hasta hoy, ha conseguido una situación que se puede considerar adaptativa: no conocía el castellano, había abandonado los estudios con 12 años,  presentaba conductas de rechazo hacia la cultura de acogida, se mantenía aislado socialmente… y en la actualidad está finalizando un grado medio con una notas brillantes, domina el castellano de una forma aceptable, ha ganado varios campeonatos de atletismo en la zona, ha sacado el carnet de conducir y sigue manteniendo sus costumbres religiosas, teniendo curiosidad por las de la sociedad de acogida.

En el caso de menores extranjeros no acompañados, se habla normalmente de sus necesidades, de sus carencias, con el fin de dotarles de recursos necesarios para paliar estas dificultades. Frecuentemente se trata de reflexiones acerca de los aspectos más “asistenciales” que estas personas necesitan en relación a los diferentes contextos afectados: jurídico, educativo, social… pocas veces se habla de sus puntos fuertes o de sus necesidades personales como simples adolescentes y jóvenes. 

En cuanto a la metodología utilizada, se ha diseñado un análisis de contenido, de corte clásico, de diferentes textos extraídos de:
  • - Entrevistas semiestructuradas tanto al sujeto como a personas significativas de su entorno.
  • - Análisis documentación: diarios de campo del centro residencial desde el ingreso del menor hasta su mayoría de edad (unos 3 años). Los diarios de campo son cuadernos donde los responsables del centro residencial anotan día a día lo que va sucediendo en el centro, sus impresiones sobre todos los residentes, las tareas pendientes, etc. Se trata de un documento interno que tiene el único fin de servir de comunicación entre los profesionales, ya que trabajan a turnos. 


Se elabora un listado de factores exclusores y factores transformadores. Se codifican los factores y se procede a etiquetar las fuentes documentales según dichos códigos. El etiquetado se realiza a través de frases que incluyen ideas o hechos sobre el sujeto (unidades de registro y unidades de contexto). En los diarios de campo se extraen aquellas frases donde se habla del sujeto antes de pasar a la codificación (ver anexos) con el fin de facilitar dicha codificación.
Se elabora una tabla de doble entrada donde se vacían los datos etiquetados según el contexto del que proceden (sistema educativo, sistema de protección, recurso residencial, familia de origen e individuo) y el factor al que corresponden (exclusor o transformador).
Se analizan los resultados según frecuencia de aparición de cada código, se elaboran gráficos cuantitativos y se interpretan los resultados.


Nos preguntamos cuáles son los factores que facilitan que los menores extranjeros no acompañados tengan una trayectoria de éxito que les conduzca a una expectativas positivas de integración real en nuestra sociedad, sin que ello suponga una “asimilación” por parte de nuestro entorno, es decir, que sean ciudadanos y ciudadanas de pleno derecho sin perder su identidad cultural.

Hemos buscado entre la bibliografía los factores que favorecen que el individuo afronte la vida de forma que le ayude a trazar una trayectoria de éxito (factores que encuentro en los diferentes estudios sobre resiliencia que he analizado) y a partir de ese listado analizamos los datos objetivos con los que contamos a través de un estudio longitudinal de 3 años de vida de un sujeto elegido cuya trayectoria se considera positiva en la actualidad.

También analizamos los factores excluyentes que dificultan esta trayectoria con el fin de determinar, a través del análisis de los datos cuáles de estos factores han sido los más presentes en nuestro caso y ver en qué manera han afectado de forma negativa en la trayectoria de nuestro sujeto.

Partimos de un sujeto que en principio podemos considerar “exitoso”. Se trata de un joven que llega a un recurso residencial en el año 2007. No sabe prácticamente nada de castellano, dejó los estudios a los 12 años en su país, Marruecos, muestra un temperamento fuerte y mucho rechazo hacia la cultura acogiente (en los diarios de campo, los y las educadores y educadoras del piso de acogida lo tachan de “fundamentalista”), ningún interés en estudiar, actitudes agresivas y poco colaboradoras en el piso,  etc. Hoy en día, ya con 18 años, está finalizando un grado medio que cursa en un colegio católico de Monzón, ha sacado el carnet de conducir y tiene regulados sus papeles para poder trabajar en España. Tiene apoyo del IASS hasta que consiga independizarse, se le han  dado prórrogas debido a sus buenos resultados y a los informes favorables de su comportamiento en el piso y de otros profesionales (instituto, responsables de actividades externas…). No obstante, sigue realizando sus ritos religiosos musulmanes todos los días, ha ido a ver a su familia en Marruecos en dos ocasiones y reivindica de forma empática que se respete su cultura entre sus compañeros y educadores. Consecuentemente, parto de la idea de que se trata de un sujeto que ha conseguido “integrarse”, que no “asimilarse”, algo fundamental en el concepto de resiliencia.  Abandono la idea de “medir” el grado de resiliencia del sujeto, por una parte porque esto me alejaría de mi propósito inicial que es analizar los factores insertos en su “trayectoria de éxito” y por otra porque la resiliencia, al ser un proceso que cambia dependiendo de las interacciones del sujeto con su entorno, presenta una gran dificultad de medición “individual”, incluso para algunos autores es contraproducente plantearlo de esta forma (Vera, Carbelo y Vecina, 2006)

En general, uno de los factores exclusores que más presencia tiene en los datos recabados es el de los estereotipos de los profesionales. Por ejemplo, los profesionales del contexto educativo donde ha estado inmerso en un primer momento Ahmed, a la hora de orientar al chaval en una u otra dirección, se basan en prejuicios a priori, sin ningún tipo de prueba objetiva que avale su orientación. Es decir, a pesar de que Ahmed demuestra con sus avances diarios que podría acceder a estudios más avanzados, se le orienta hacia estudios básicamente ocupacionales, priorizando la búsqueda de empleo. Estos prejuicios también se ven presentes tanto en el sistema de protección como en el centro residencial. Se traza una trayectoria de integración social más basada en la “asimilación” que en la verdadera integración, exigiendo que, al amparo de la legislación vigente y su necesidad de tener regularizada su situación antes de los 18 años, Ahmed debe dirigir todos sus esfuerzos hacia el mundo laboral. Esta situación lleva a Ahmed a encontrarse en ocasiones apartado de experiencias propias de su edad y actividades interculturales enriquecedoras. 
Otro factor exclusor muy frecuente es el de la falta de una política sólida de integración social, lo que se da en todos los contextos estudiados. Una Ley de extrangería cambiante, unas políticas locales poco claras, mensajes contradictorios en cuanto al futuro… además de falta de coherencia y coordinación entre sistemas. Un ejemplo clarificante es el hecho de que Ahmed tiene que solicitar, a  través de sus responsables en el centro residencial, un permiso para ir a visitar a su tío en Zaragoza. Unas veces se exige dicho permiso, que ha de ser firmado por el Director Provincial del IASS y por tanto rara vez llega al recurso a tiempo de pode organizar la salida, otras sin embargo se le adelanta verbalmente el permiso…y siempre dicho permiso está condicionado a su comportamiento y resultados, por lo que se le da el mensaje de que ver a su familia es un “premio” a conseguir. 

La situación de irregularidad documental es uno de los factores que más condicionan la trayectoria de Ahmed, ya que todos sus esfuerzos y los de los profesionales de los diferentes sistemas contextuales donde está inmerso, van encaminados a la consecución de los permisos de residencia y trabajo. Así, entre los factores individuales que más frecuentemente presenta Ahmed, están los sentimientos de estupor, el estrés, la falta de persepectivas de futuro e indefensión y la desconfianza. Muestra entonce conductas de aislamiento, mecanismos de defensa, pensamientos irrealistas sobre el proyecto migratorio e incluso síntomas físicos que podrían estar relacionados con el llamado “síndrome de Ulises”.  

El aislamiento y la falta de apoyo social aparece en menor medida, aunque sí hay indicadores que nos muestran cómo Ahmed, a causa de sus creencias religiosas y a la práctica de los ritos propios de su cultura se ha visto en ocasiones ante situaciones de falta de comprensión y aceptación, incluso de racismo (un médico le discrimina de forma directa, algún profesor le tacha de “fundamentalista”, en el centro residencial no se le permite celebrar el Ramadán según sus costumbres…). En resumen, se interpretan los intentos de autonomía de Ahmed como de no aceptación de la cultura que le acoge, más que como muestra de independencia o de conductas típicamente adolescentes. 

La situación en el centro residencial muestra cómo ha sido proveedora de numerosos factores de estrés, en su mayoría relacionados con los diferentes compañeros que han residido en el centro a lo largo de la estancia de Ahmed en él. Como vemos en el estudio de la muestra, Ahmed, en 3 años, ha convivido con 20 personas diferentes, de tres culturas distintas a la suya y del mismo género. Ha pasado por situaciones de pérdida de compañeros con los que sentía mucho apego, compañeros que en su mayoría han pasado a emanciparse con apoyos de la Administración, mientras él, apostando por su educación, continuaba en el piso. Estas ausencias han dado paso  a otros nuevos compañeros que en muchos casos han mostrado conductas muy disruptivas en el centro (le han robado sus ahorros, su ropa, ha presenciado detenciones, conductas agresivas…). 

Un factor exclusor que se considera importante es el hecho de la voluntariedad o no de la migración. Ahmed, según refiere, en realidad viene a España buscando una aventura junto a sus amigos del pueblo. Es una vez aquí donde con el paso del tiempo se da cuenta de la oportunidad que tiene. Quizá sea eso lo que hace que Ahmed, en un primer momento mostrase conductas poco adaptativas y con el tiempo, quizá también influido por lo que su modelo de apego de referencia le transmite (su tío), decide trazar su trayectoria de futuro.

Entre los factores transformadores más importantes en todos los contextos estudiados, está el apoyo social desde la red formal de apoyos. Ahmed accede a una educación de grado medio recibiendo apoyos a través de la red tanto formal como informal, lo que indica que desde este contexto finalmente se reconoce el esfuerzo y valía de Ahmed, dándole los apoyos y orientaciones necesarios para que pueda cumplir sus expectativas. De hecho, en el último Centro educativo al que Ahmed asiste aún en la actualidad (mayo 2010), sus profesores y tutores le animan a seguir estudiando un grado superior, desde el centro residencial se le han dado los apoyos para sacar el carnet de conducir y desde el sistema de protección se está intentando renovar los apoyos para facilitar una emancipación sin riesgos. También se le han facilitado numerosas ocasiones de experiencias biculturales con menores de su edad, contacto con otros adolescentes en situaciones parecidas a la suya, experiencias normalizadas de apoyo en la comunidad (voluntariado social, competiciones deportivas, encuentros de participación infantil, etc.). Además, desde que Ahmed entró en el sistema de protección ha habido cambios, como he dicho, en las política de integración y ha pasado momentos de mucha inquietud por los mensajes contradictorios que s le han dado, pero poco a poco su situación se ha ido clarificando y Ahmed ha llegado a tener su situación regularizada.

El apoyo social recibido desde el centro residencial ha sido uno de los factores que también más ha contribuido, a mi modo de ver, a que Ahmed haya ido trazando su trayectoria actual (“de éxito”). El ambiente cálido, el apoyo de los y las educadores y educadoras, la búsqueda de soluciones por parte de estos equipos ante las diferentes situaciones dificultosas por las que Ahmed ha ido pasando, el propiciar el contacto con su familia de origen en todo momento, etc…han hecho que Ahmed viva una situación bastante cercana a la de un adolescente no inmigrante, con sus “pros” y sus “contras” pero en cualquier caso, normalizadora.

Y llegando a la familia de origen de Ahmed, creo que su vínculo tanto con la familia presente en España (un tío y un hermano) como la que reside en Marruecos (el resto de su familia nuclear y extensa), ha sido un factor decisivo en su trayectoria. Le ha permitido no desvincularse de su cultura, verse reforzado en sus decisiones, sentirse apoyado. Algo que Ahmed refiere como lo que más le motiva a seguir adelante es el hecho de que sus padres estén orgullosos de él, ya que salió de su casa como un adolescente “rebelde” y en la actualidad siente que es exitoso. Es curioso ese sentimiento, ya que la expectativa de inmigración que Ahmed tenía era la de casi todos los menores en su situación: “papeles y trabajo para ayudar a los que se quedan”. Pero el apego a sus padres y la voluntad de éstos a que Ahmed estudiase, han hecho de ésta una prioridad secundaria. 

En cuanto a los factores individuales que analizamos de los datos extraídos, los facilitadores más presentes en los registros son la iniciativa, el temperamento adaptativo, su conducta de colaboración, la capacidad de relacionarse en general, la independencia, la introspección y su capacidad de pensamiento crítico. Ahmed también muestra en numerosos ejemplos su honestidad (ayuda a sus compañeros y educadores), tiene una capacidad de ahorro quizá por encima de lo que se podría considerar “normal” en un chico de su edad, cuida de su imagen y salud (a pesar de las épocas donde, seguramente debido al estrés o a un posible Síndrome de Ulises, ha mostrado somatizaciones), es inteligente y sobre todo muy constante (aprende con rapidez pero cuando algo le resulta difícil persiste hasta conseguir aprender), etc. 

La posibilidad de inmersión y aceptación de la cultura predominante, sin tener que renunciar a la suya ha llevado a que Ahmed presente unas expectativas realistas en cuanto a su presente y su futuro. Se siente bien con lo que ha conseguido hasta ahora y cree que su futuro será bueno, sea donde sea,  en España o en Marruecos. Pienso que esta identidad cultural no abandonada ni asimilada es un factor importantísimo de integración.


CONCLUSIONES 

En efecto, las dificultades con las que se encuentra el colectivo de Menores Inmigrantes no acompañados en nuestro país,  tan ampliamente documentadas en diferentes investigaciones, están ahí y en el siguiente apartado hago algunos apuntes al respecto. Pero la sensación que tengo, después de estos meses de análisis más o menos en profundidad del entorno de Ahmed y de mi experiencia profesional con Menores Inmigrantes no acompañados en estos mismos entornos, es que el apoyo social es uno de los factores fundamentales para elaborar una trayectoria de éxito, coherente con las expectativas realistas de estos chicos y chicas. Ahmed parece que ha tenido dicho apoyo, lo que difiere de la opinión algo generalizada (Estitxu Pereda, 2006) de que dicho apoyo es débil. 
Y tanto o más importantes son la vivencia de aceptación y el apego parental. El sentirse orgulloso de su cultura de origen, poder practicar sus costumbres y aprender de las de los demás sin tener que renunciar a la suya, insisto, me parece algo imprescindible en un proceso de integración. Y que este apoyo sea reforzado siempre desde  figuras de referencia tan importantes como la familia de origen, es algo que marca una diferencia significativa entre muchos de los Menas que nos encontramos en nuestro sistema de protección y el resto de menores considerados “en desamparo”.
Una reflexión que me gustaría apuntar, al hilo del análisis del Sistema de Protección,  es la cierta incoherencia que, a mi modo de ver, se da en el hecho de que este Sistema nace desde la premisa de que a los y las menores se les ha de “proteger” de su “desamparo”, es decir, los niños y niñas ingresan en el sistema de protección debido a que su entorno familiar, por las razones que sean, se muestra incapaz de proveerles de los cuidados que precisan. Hasta el momento de la aparición en este sistema de los Menores Extranjeros no Acompañados, los protocolos de intervención han tenido siempre presente de alguna manera esa incompetencia de la familia, por lo que el contacto con ésta de los niños y niñas “protegidos” se concibe con un cierto “recelo”. En el caso de los Menas, por mi experiencia, debería ser al contrario, ya el sentido de su protección viene dado precisamente por su soledad. Pero el sistema tiene, como digo, sus protocolos y sus premisas y a algunos y algunas profesionales les cuesta asimilar un cambio de paradigma que creo necesario.


En general, una de las dificultades más preocupantes en el caso de los MENA es la de la regularización legal. Habría que procurar que el menor no devenga residente irregular cuando cumpla la mayoría de edad, ya que esta situación es una de las más estresantes y distorsionantes de su realidad. Estoy de acuerdo con el Informe UNICEF 2009 cuando apela a que la Administración no se debe limitar a una mera prestación de servicios, sino que debe erigirse en verdadero tutor de estos menores y apostar por la recuperación de sus derechos y su integración efectiva.

Un aspecto más concreto que me parece también interesante reflejar en este punto es el tema de las prácticas religiosas para el joven musulmán. Los datos extraídos de este pequeño estudio nos muestran que aún existen prejuicios o simplemente  desconocimiento de esta religión por parte de los profesionales que tratan día a día con estos menores. Se hace necesario un conocimiento mutuo tanto por parte de los menores sobre la cultura que les acoge como por parte de la sociedad de acogida (Cruz Roja Española, 2007).   La interculturalidad bien entendida, es posible sólo si hay un proceso previo de educación intercultural, pero no a base de actividades añadidas desconectadas del currículum ordinario (jornadas de multiculturalidad, demostraciones culinarias, musicales, etc.…); ni con actividades dirigidas exclusivamente al grupo minoritario, ni se puede abordar exclusivamente desde determinadas áreas curriculares; ni se puede aplicar sólo en centros con gran cantidad de inmigrantes, puesto que debe de tener un carácter preventivo y no sólo paliativo.

Se hace evidente también una cierta falta de definición de funciones en cuanto a las instituciones. Los menores reciben en ocasiones mensajes contradictorios, los profesionales de los centros residenciales reciben consignas diferentes dependiendo del coordinador de caso que sea, etc. Esto lleva a incoherencias en la toma de decisiones de manera que el entorno en el que se desenvuelven los menores se torna inseguro. Mi recomendación sería mayor claridad en estos aspectos a través de un trabajo e equipo planificado y no tan jerarquizado.

En definitiva, la aplicación de la normativa nacional y de los Tratados internacionales debería comportar las garantías suficientes a todos los menores residentes en España. Se ha constatado un endurecimiento o un deterioro en las normas de asilo o protección hacia estos menores en algunos países. En definitiva, se observa en ocasiones como los intereses estatales sobre el control migratorio prevalecen sobre los derechos de los menores. 

Un último apunte que me parece interesante repetir en este apartado, es el de recomendar que se tenga en cuenta, de alguna forma que se escapa quizá al alcance de este estudio, el hecho de que la consideración de desamparo debería ser más limitada en cuanto a criterios que van a poner en marcha la provisión de unos u otros apoyos. Creo que estudios posteriores deberían investigar el hecho diferencial de la presencia o no de figuras de referencia afectiva. Los Menas, según mi experiencia,  provienen normalmente de familias que les han provisto de afecto y se ha creado un apego seguro en la mayoría de los casos. No es el caso de menores considerados en desamparo a causa de esas figuras de referencia, maltrato, abandono y demás. 

Quizá esta última reflexión sea mi punto de partida para la elaboración de mi tesis doctoral.  

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